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jueves, 29 de diciembre de 2011

El inicio de una gran aventura: Capítulo 1

Era una noche de marzo, tan normal como cualquier otra. La luna llena brillaba en el cielo con un esplendor mágico, estaba segura de que aquella apacible noche pasaría algo que cambiaría mi vida.

Supongo que debería empezar esta historia presentándome. Me llamó Liliannet, tengo quince años y vivo sola en una pequeña casa de la aldea Grenhas. Perdí a mi familia cuando apenas tenía dos años y tuve que vivir con el druida de mi aldea. Con él descubrí que tenía el don de la magia y me enseñó a utilizarla. Desgraciadamente mi maestro murió.

Poco después tuve que irme de la aldea, pues la gente me llamaba bruja. Y acabé aquí, me pareció una ciudad muy bonita: con sus verdes campos, la vida tranquila, el mercado, el castillo... Lo único malo es que no aceptan la magia e intento ser discreta.

No tengo ningún amigo y los vecinos me miran mal, creo que sospechan algo...

De repente escuché algo, los cuernos sonaban, ¿qué habría pasado en el castillo? ¿Por qué daban la voz de alarma?

Me asomé a la ventana, las casas vecinas también estaban despertando. Salí a la calle, quería saber que pasaba. Un chico corría hacia donde yo estaba, en un principio no se percató de mi presencia, pero al acercarse me vio. El chico miró hacia atrás y pareció tomar una decisión. Llegó hasta donde yo estaba y me empujó dentro de mi casa.

Y aquello dio inicio a mis aventuras. Seguramente, si mi prudencia hubiese vencido a mi curiosidad, jamás me habría visto envuelta en tantos líos...

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Hola! Aquí vengo con esta historia que espero que os guste. No sé cuantos capítulos serán, pero será larga, eso seguro. No confiéis en que actualice muy seguido, yo tardo bastante en escribir, principalmente porque soy un poco vaga.
Decidme que os ha parecido,
espero escribir más pronto,
bss, Sara.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Soñar algo imposible...

Una vez soñé con un mundo perfecto. No existían los países, todos estábamos unidos en una sola nación. No existían guerras, pues todos éramos iguales. Nadie pasaba hambre, todos compartíamos. La contaminación no estaba presente, todo era verde y limpio. Pocas personas morían por enfermedades, solo por vejez. Cada familia tenía su hogar, pero a la vez, todos éramos un gran hogar. Nadie era discriminado, todos iguales, cada uno podía perseguir sus sueños sin miedo.
Todo era tan perfecto que al instante me di cuenta de que era un sueño, solo un pensamiento, algo que nunca se cumplirá. Abrí los ojos y, resguardadas por la oscuridad de la habitación, las lágrimas se amontonaron en mis ojos. Pobre de mí, pensar tan solo por un segundo que algo así era real, me sentí desolada y me dormí mientras las pesadillas del mundo en el que de verdad vivimos regresaban a mí.
Feliz Navidad, espero que lo paséis bien y que en este año entrante intentéis dar lo mejor de vosotros mismos para poder ayudar al mundo.

miércoles, 31 de agosto de 2011

En un lugar recóndito, a las afueras de ninguna parte, rodeado de bosques y donde tan solo la imaginación puede llegar, había una pequeña aldea.

Una niña de apenas diez años salía hacia el bosque, a disfrutar de lo maravilloso que era y de los misterios que allí se encontraban.
Había salido temprano, llevaba comida para almorzar allí y volvería a casa a la hora de comer.

Acababa de llegar al lugar perfecto donde comer el delicioso almuerzo que su madre le había preparado: era un pequeño claro. Las ramas de los árboles de alrededor habían formado una pequeña cúpula, por donde algunos rayos de sol se filtraban.

La pequeña se sentó bajo uno de los árboles, apoyando su espalda en él, cerró los ojos, disfrutando de la suave brisa que llegaba.

- Jijiji...

Una leve risa hizo que se sobresaltase, abrió los ojos, mirando al frente. Justo en el centro del claro había una hermosa flor, de color azul cielo, y encima de la flor, un resplandor de igual color, semejante al hielo.

- Acércate -pidió la voz que salía del resplandor.

La niña no se pudo resistir, la voz, pese a venir de algo que se asemejaba al frío hielo, sonaba cálida y ella no quería dejar de oir algo tan hermoso.

- Soy un hada, pequeña -explicó la criatura, desplegando unas pequeñas y transparentes alas que brillaban hermosas.
- Siempre supe que existían -murmuró la chica sin apartar la vista de aquel bello ser- ¿Por qué estás aquí? -continuó la niña en el mismo tono- ¿Cuál es la razón por la que me dejas verte?
- Este es mi hogar -explicó el hada-, de vez en cuando me aparezco a algún humano, para enseñarles lo bonito de los sueños.
- ¿Sueños? -preguntó la niña extrañada.
- ¡Uy, claro! Se me olvidó decírtelo... Jijiji -el hada volvía a reir- Verás, los humanos de otros lugares han renunciado a sus sueños, porque no los creen probables y yo, querida niña, soy el Hada de los Sueños -al ver la cara de perplejidad de la pequeña humana, continuó explicando-. No tengo el poder de hacer realidad los sueños, pero puedo conseguir que las personas se apasionen por aquello que más desean (siempre y cuando no haga daño a nadie con ello), por esa razón estoy aquí, quiero que cierres los ojos y te dejes llevar.

La niña asintió, creía lo que decía el hada, por imposible que fuera.
Cerró los ojos, los sonidos de los animales del bosque dejaron de escucharse. Lo único que la chica podía sentir en aquel momento era viento, ni siquiera notaba ya la tierra bajo sus pies. Escuchó una vocecilla, era el hada.

- Pequeña, abre los ojos...

Ella obedeció, encontrándose así con el cielo azul frente a ella, estaba volando.

- ¿Cómo he...?
- Es un sueño, querida -le recordó el hada-, lo único que tienes que hacer es disfrutar.

La chica disfrutó de aquel sueño tan real, hacía piruetas, traspasaba las nubes... era precioso, pero era un sueño y tenía que despertar.
Abrió los ojos y se vio otra vez en el claro, apoyada contra el árbol donde había escuchado por primera vez la voz del hada. Se entristeció al pensar que el hada no había estado allí en verdad, que todo había estado en su cabeza.

- Jijiji -de nuevo escuchaba la cálida risa-, pequeña, no pienses así, yo he estado ahí contigo, pero he acabado mi trabajo y tengo que marcharme- la chica buscó el resplandor del hada por el claro-. Ya no estoy en el claro, querida, en realidad, ni siquiera sigo en tu mundo, las palabras que escuchas las arrastra el aire -explicó- ¿Seguirás tus sueños?
- Pero no puedo volar, es imposible.
- Piensa en el significado del sueño, tengo que irme, nos volveremos a ver...

Las palabras quedaron suspendidas en el aire durante unos segundos, para después seguir su camino.
La niña volvió a su casa y nunca contó a nadie lo que vio en aquel claro.

Años más tarde, aquella chica, ya convertida en una mujer, dejó su aldea para seguir sus sueños, ser totalmente libre, vivir con la naturaleza. Por el camino se encontró a un joven de su misma edad y los dos pasaron grandes aventuras.

Al final de historias de este tipo se dice: "vivieron felices y comieron perdices". Pero no quiero que sea como las demás y solo diré: vivieron su sueño, con alegría y algo de tristeza, escuchando juntos la dulce melodía del viento ”.

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Aquí dejo una pequeña historia que escribí hace poco, yo la considero extraña, pero me gusta, también os dejo la dirección de un fic sobre Harry Potter que estoy escribiendo: http://harrypotter.lsf.com.ar/por-que-estoy-aqui-merodeadores-t65081.html#p2463993

viernes, 22 de julio de 2011

Poema I

Hay una piedra
a mitad de camino
¿quién la puso allí?
Nadie lo sabe.

Es un obstáculo
que debes superar
en el camino
de tu vida.

Por muy grande
o pesada que sea,
con paciencia,
valor y ayuda,
podrás apartarla.


¿Qué os ha parecido? Es un poema que escribí hace un par de años, no seais duros, porque solo tengo 13 años, espero os guste esta primera entrada en mi blog.